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| Manantiales de San Isidro, junto al Campo |
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| La caseta de los Guardias |
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| Placa conmemorativa a la entrada del Campo |
El campo de trabajo de Albatera fue creado en plena guerra por la Republica é inaugurado el otoño de 1937. Pertenecía a los llamados “Campos de trabajo del Segura”, como medida para los desafectos al régimen democrático. El objetivo de este campo consistía en convertir 40.000 hectáreas de terreno insalubre en tierras de cultivo. Desde el Ministerio de Justicia y desde la dirección del propio campo se trató de ofrecer las mejores condiciones alimenticias y sanitarias.
Este campo adquirió gran importancia durante la guerra por el alto número de penados que residió allí (en 1938 estaba ocupado por 1039 presos), y en la posguerra, una ver “reutilizado” por los vencedores, porque actuó, primero, como lugar de concentración de los republicanos apresados en el puerto de Alicante, cuando intentaban escapar al final del conflicto, y después, como centro de distribución de los presos hacia los tribunales militares que habían de juzgarlos.
La Hoja Oficial de Alicante cifraba en 6.800 la población reclusa en Abril de 1939 (a pesar de que la memoria anual de 1938 cifraba su capacidad máxima en unos 2000).
Acabada la guerra, el campo de trabajo quedó al mando de norteafricanos que lo convirtieron en un verdadero campo de concentración.
“Había mucha gente, por lo menos 3000 ó 4000 presos porque a muchos los cogieron en el puerto de Alicante y los llevaron allí, además de otros muchos pueblos vecinos (entre ellos, de Almoradí). Estuvimos cuatro meses custodiados por moros. Allí se dio el caso curioso de que estábamos en los barracones y teníamos, para hacer nuestras necesidades, que ir a unas letrinas separadas de los barracones. Cuando se hacia de noche, era muy peligroso ir a las letrinas porque cualquier moro podía acusarte de intentar escapar y te fusilaban al día siguiente. Casi no nos daban de comer, con lo que la familia, incluso andando, tenían que traernos la comida."
(Testimonio de Bienvenido Zaplana)
El campo se encuentra situado a unos 500 metros de la estación de ferrocarril.
Justo a la entrada hay un pequeño monumento con una placa y poco más, sólo queda como testigo material la caseta de los guardias ó “cuina” (como era llamada por los presos), que sigue en pie, gracias a los cuidados de su actual propietario.
Este campo adquirió gran importancia durante la guerra por el alto número de penados que residió allí (en 1938 estaba ocupado por 1039 presos), y en la posguerra, una ver “reutilizado” por los vencedores, porque actuó, primero, como lugar de concentración de los republicanos apresados en el puerto de Alicante, cuando intentaban escapar al final del conflicto, y después, como centro de distribución de los presos hacia los tribunales militares que habían de juzgarlos.
La Hoja Oficial de Alicante cifraba en 6.800 la población reclusa en Abril de 1939 (a pesar de que la memoria anual de 1938 cifraba su capacidad máxima en unos 2000).
Acabada la guerra, el campo de trabajo quedó al mando de norteafricanos que lo convirtieron en un verdadero campo de concentración.
“Había mucha gente, por lo menos 3000 ó 4000 presos porque a muchos los cogieron en el puerto de Alicante y los llevaron allí, además de otros muchos pueblos vecinos (entre ellos, de Almoradí). Estuvimos cuatro meses custodiados por moros. Allí se dio el caso curioso de que estábamos en los barracones y teníamos, para hacer nuestras necesidades, que ir a unas letrinas separadas de los barracones. Cuando se hacia de noche, era muy peligroso ir a las letrinas porque cualquier moro podía acusarte de intentar escapar y te fusilaban al día siguiente. Casi no nos daban de comer, con lo que la familia, incluso andando, tenían que traernos la comida."
(Testimonio de Bienvenido Zaplana)
El campo se encuentra situado a unos 500 metros de la estación de ferrocarril.
Justo a la entrada hay un pequeño monumento con una placa y poco más, sólo queda como testigo material la caseta de los guardias ó “cuina” (como era llamada por los presos), que sigue en pie, gracias a los cuidados de su actual propietario.
La ubicación del campo era perfecta, ya que estaba lejos de los frentes de guerra, con un cómodo acceso gracias a la estación ferroviaria y con abundante agua que le proporcionaban los manantiales que se encontraban justo al lado (y en los que seguro, que mas de uno, se ha bañado de niño).
Fuente: La represión de Guerra y Posguerra en Alicante (1936-1945) Miguel Orts Montenegro