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Farol de aceite en la calle Virgen del Pilar a finales del siglo XIX. |
Esta situación de total oscuridad era un peligro para la seguridad, y así, la víspera de Nochebuena, el 23 de diciembre de 1853, fue asesinado de dos puñaladas el Alcalde de Almoradí Antonio Alonso (ver en detalle el crimen AQUÍ).
El 24 de febrero de aquél 1854 el nuevo Alcalde mandaba escrito al Gobierno Civil solicitando la aprobación de una partida extraordinaria de 1500 Reales de vellón, en los siguientes términos:
“Tengo a todo el vecindario sujeto a andar a oscuras por la noche y nuestras vidas se hayan a merced de cualquier asesino, como le pasó a mi infortunado antecesor.
Sí, ilustre señor.
A la oscuridad es debida la perpetración del crimen, y la oscuridad ha sido el salvoconducto de los asesinos.
El alumbrado más urgente se necesita en La Plaza, donde van a abocar las calles principales y porque en el referido sitio se encuentra la Iglesia y La Glorieta con arbolado de consideración, en los cuales no sólo puede ampararse cualquier malévolo, sino que también pueden sembrar desgracias en los forasteros, habiendo ocurrido ya casos.
Además muchos vecinos se han extraviado en las noches lóbregas durante mucho tiempo al no encontrar la calle de su morada”.
Finalmente se aprobó la construcción de ocho faroles de petróleo y se estableció la primera plaza de sereno por 750 Reales de vellón, con la obligación de encender y cuidar el alumbrado.