El edificio del Ayuntamiento, el que todos conocemos, fue inaugurado el 27 de marzo de 1983.
Con más de 200 años de existencia, nuestra vieja Casa Consistorial ha pasado por dos terremotos, 1829 y 1919 y varias guerras; la de La Independencia de 1808, la guerra Civil de 1936… Ha conocido periodos de pobreza extrema, pero también de prosperidad.
Ésta es su historia:
En el año 1795 se solicita, por primera vez, permiso para la construcción de una Casa Consistorial en Almoradí, y es que, desde la segregación de Orihuela se solían celebrar las Juntas y Plenos Municipales en “Cuartos Alquilados” (ver documento adjunto).
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“Pedro Pastor, Depositario de Propios, entregará a Pascual Girona once libras por el alquiler del cuarto donde se celebran los cabildos, y por éste año. Almoradí y junio 5 de |
Para comprar la madera necesaria para las cubiertas, puertas y ventanas se mandó oficio a la Junta de Marina de Cartagena solicitando licencia para cortar el número de pinos necesarios en los Pinares del término de Vinaroz.
Sin embargo, la obra se tuvo que posponer a causa de una “furiosa avenida” que arruinó enteramente el Puente del Río y al que se le tuvo que dedicar el dinero recaudado.
Por fin, a partir de 1804, y una vez recuperadas las Arcas municipales, se iniciaron las obras de construcción que acabaron en 1807.
En su fachada principal se colocó la siguiente inscripción: “Reinando Carlos IV y María Luisa de Borbón; siendo Pontífice Nuestro Santísimo Padre Pío VII, se hizo ésta obra de los Caudales de Propios de ésta Villa; Año Católico de 1804” .
Lamentablemente tuvo una corta existencia, ya que el terremoto de 1829 acabó con él, aunque quince años más tarde, en 1844, una nueva Casa Consistorial volvía a construirse, ésta vez en el mismo sitio de la actual.
Aquél año se aprobaba el pago de 1240 reales de vellón “por la construcción de la torre y colocación de un reloj en las Casas Consistoriales”. En los siguientes dos años se compró al carpintero de la villa diferente mobiliario, se tapizaron en Orihuela los sillones y sofás de la Sala de Juntas y se pusieron esteras en los suelos.
Por fin, en 1847, el edificio parecía estar acabado con todos sus detalles, y hasta se encargó un gran cuadro a un conocido pintor alicantino, José Peyret Alcañiz, que costó la nada despreciable cifra de 800 reales de vellón, con el retrato de la Reina Isabel segunda “para adorno de la Sala Constitucional ”.
(La mayoría de datos aportados son inéditos (algunos publicados en "Sucesos de Almoradí)
y están extraídos de los presupuestos municipales del siglo XIX)
y están extraídos de los presupuestos municipales del siglo XIX)