José Agustín de Larramendi llegó a nuestro pueblo un mes después del terremoto, a finales de abril de 1829. Trazó nuevos planos para la reconstrucción a partir de la calle que llegaba a la acequia Mayor, justo en la que hoy es San Emigdio.
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Plano de Larramendi |
Nombró a su amigo personal Eugenio Foudinier encargado de las obras y al Obispo Herrero intendente de las mismas.
Él se marchó a finales de junio. Quien se encargó de la reconstrucción fue Fourdinier.
En 1832, por fin, se entregaron las viviendas.
A principios del siglo XX el pueblo era tal y como lo había diseñado Larramendi, y estaba limitado por cuatro ejidos: NORTE, MEDIODÍA, LEVANTE Y PONIENTE.
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Plano de 1900 |
50 años después apenas se había sobrepasado el trazado.
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Foto de 1956 con el trazado histórico |
Actualmente ha multiplicado por diez su extensión.
Pues bien, lo que queda dentro de los llamados Ejidos, es ahora nuestro trazado histórico. Se trata de un trazado único en el mundo, ya que su arquitectura antisísmica no se había desarrollado antes.
La razón de que nuestras calles sean tan anchas es porque Larramendi calculó que en caso de un nuevo terremoto solo tendríamos que salir y situarnos en el centro.
Por eso las diseñó en planta baja, sabiendo que si volvían a caerse, sus fachadas no volverían a provocar víctimas.
Tampoco nunca se habían construido viviendas sociales para entregar a los pobres que lo habían perdido todo en el terremoto.
Ya es hora de que empecemos a valorar lo que tenemos.
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Trazado histórico en la actualidad |